Fosfolípidos esenciales

Existen cuatro fosfolípidos esenciales:

Fosfatidilcolina, también llamada Lecitina, es considerado el fosfolípido más abundante en el organismo. Este se produce en el hígado y “junto a las sales biliares, ayuda a la solubilización de los ácidos biliares en la bilis”- (Cala, Sánchez y García, 2017). Según estudios, mencionados en el artículo de Cala et al., experimentos hechos en animales han permitido notar que el consumo de este fosfolípido, además de impedir el aumento de peso y la intolerancia a la glucosa, ocasionó la disminución de la biosíntesis hepática del colesterol.

Fosfatilserina. Este fosfolípido se encuentra distribuido por todo el cuerpo, concentrándose en mayor parte en el cerebro, contribuyendo como “sustancia neurotransmisora y como nutriente esencial que mantiene la actividad sináptica” – Berdonces (1999).

Fosfatidiletanolamina, conocido además como  cefalina; y el Fosfatidilinositol.

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